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sábado, 6 de julio de 2013

Aporte Eddy Vivas


El Poder y  el Modelo Político



El modelo político representa el proceso de la toma de decisiones en función de los intereses propios y metas de participantes poderosos.   Para considerar este modelo es necesario definir primero el término Poder.   El poder es la capacidad de influir o controlar las decisiones y metas individuales, de equipo, departamentales o de la organización.  

Tener poder es ser capaz de influir o controlar en:

1.     En la definición del problema.

2.     La elección de las metas.

3.     La consideración de las soluciones alternativas.

4.     La selección de la alternativa que se pondrá en práctica y, por último,

5.     Las acciones y éxito de la organización.  

Es más probable que los procesos políticos se usen cuando las decisiones incluyen a participantes poderosos, cuando los tomadores de decisiones están en desacuerdo en la elección de metas o cuando hay una falla en la búsqueda de soluciones alternativas cuando surgen conflictos.



Modelo Político de la Toma de Decisiones



Divergencias en la Definición del Problema

En el modelo político, los participantes externos e internos intentan definir los problemas para su propia ventaja.   Ocurren conflictos cuando varios participantes tienen percepciones diferentes sobre la naturaleza y fuentes de los problemas.    Cuando las cosas van mal en una organización con una base política, uno o más individuos pueden destacarse como la causa del problema.   El chivo expiatorio es al que se le carga la culpa por los problemas o deficiencias y puede ser un individuo, equipo o departamento inocente o solo  responsable en forma parcial.   Por implicación, las otras personas que podrían ser responsables del problema se consideran libres de culpa.  Los individuos o unidades organizacionales pueden usar chivos expiatorios para conservar una posición de poder o mantener una imagen positiva.

Un ejemplo de esto sucedió en la Flúor Corporation que usó esta táctica hace años.  Cuando la compañía fue acusada de fraude financiero durante el trabajo de limpieza en una fábrica de combustible para armas nucleares cerrada cerca de Cincinnati, Ohio.  Flúor culpó a uno de sus ingenieros de causar este problema.  La General Accounting Office, el brazo investigador del congreso, citó a Flúor por rebasar los costos, registros de inspección extraviados, contenedores de desechos peligrosos con fugas y problemas de abuso de sustancias.   Fluor al principio negó las acusaciones, señalando que eran exageradas y muy perjudiciales.  También alegó que el U.S. Departament of Energy impedía la propia investigación interna de la compañía.  Al final Fluor llegó a un acuerdo en la demanda entablada por el U.S. Justice Departament para preservar la continuidad de sus operaciones.

Divergencias en las Metas

El modelo político reconoce la probabilidad de metas conflictivas entre participantes.  Por tanto, la elección de metas de una organización siempre será influida por el poder relativo de estos participantes.  Con frecuencia no surgirá un “ganador” claro, pero si el poder está concentrado en un participante, es probable que las metas primarias de la organización reflejarán las metas de ese participante.
Un equilibrio de poder entre varios participantes puede conducir a la negociación y el compromiso, como en la mayor parte de las negociaciones entre un sindicato y la administración, también puede conducir a un punto muerto.  Recordando que una estrategia política común es formar una coalición (alianza) cuando ninguna persona, grupo u organización tiene poder suficiente para seleccionar o poner en práctica su meta preferida.   Muchas organizaciones y asociaciones relacionadas con la salud, como American Cancer SOciety, Sociedad Americana de Medica han formado una coalición informal con el congreso para luchar contra el tabaquismo y los intereses de las tabacaleras.

Divergencias en las Soluciones

Algunas metas o los medios usados para lograrlas pueden percibirse como situaciones de ganar o perder, es decir, mi ganancia es tu perdida, y tu ganancia es mi pérdida.  En tal situación, los participantes con frecuencia distorsionan y retienen información de manera selectiva para promover sus propios intereses.   Tales acciones pueden limitar en forma grave la capacidad de tomar decisiones adaptativas e innovadoras, las cuales por definición, requieren utilizar toda la información relevante, al igual que explorar una gama completa de soluciones alternativas.

Los participantes dentro de la organización con frecuencia ven la información como una fuente importante de poder y la usan en consecuencia.   El modelo racional de toda decisión exige que todos los empleados presenten toda la información relevante en forma abierta.

Sin embargo, los gerentes y empleados que operan bajo el modelo político verían la revelación libre como ingenua, dificultando el logro de sus metas personales, de equipo o departamentales.   Para complicar el panorama, la información con frecuencia es:

1)    Fragmentada y basada en comunicación informal, por ejemplo (¿Sabías que…?)

2)    Subjetiva en lugar de basada en hechos rigurosos (Esas impresiones de computadora en realidad no tienen nada que hacer por aquí) y,

3)    Definida por lo que el participante poderoso considera importante.  (Qué piensa el jefe?), (¿Cómo responderá el Consejo?)
La cooptación es una de las estrategias políticas comunes usadas por los participantes para lograr sus metas.  La cooptación se refiere a traer nuevos representantes del participante del proceso de toma de decisiones estratégico como una forma de prevenir amenazas al a estabilidad o existencia de una organización.  Un ejemplo es colocar a un banquero en el consejo de directores de una empresa cuando la empresa necesita pedir un dinero prestado.  Además, algunas organizaciones han creado comités de ejecutivos subalternos como una forma de involucrar a los gerentes de mandos medios en cuestiones estratégicas seleccionadas y obtener un apoyo al poner en práctica un curso de acción elegido.
Conclusiones

 A pesar del punto de vista común, el modelo político no necesariamente es malo.  Como con los otros dos modelos el racional y el de racionalidad limitada, puede ser útil y apropiado, en especial para resolver conflictos entre participantes con metas divergentes o con preferencias divergentes por acciones a emprender, o ambas.   Si el modelo político se pone en práctica con una base de principios éticos básicos, es probable que conduzca a decisiones y resultados constructivos.

 En los modelos políticos de toma de decisiones, lo que una organización hace es resultado de negociaciones políticas entre los líderes claves y los grupos de interés.  Las organizaciones no proponen “soluciones” que se “eligen” para resolver algún “problema”.  Lo que hacen es llegar a componendas que reflejan los conflictos, los principales grupos de interés, los intereses diversos, la desigualdad de poder y la confusión característicos de la política.
Referencias

viernes, 5 de julio de 2013

Aporte Blanca Escalante

Se describe la toma de decisiones de las personas para satisfacer sus propios intereses en las cuales se señala las preferencias basadas en metas personales egoístas rara vez cambian conforme se adquiere nueva información. Por tanto, la definición de los problemas, la búsqueda y recopilación de datos, el intercambio de información y los criterios de evaluación son sólo métodos utilizados para predisponer el resultado a favor del que toma la decisión.

Las decisiones reflejan la distribución del poder en la organización y la efectividad de las tácticas usadas por gerentes y empleados, determina el impacto de las decisiones. Adicionalmente, el modelo político predomina en las organizaciones en todo el mundo. Es decir, prevalece por encima de los dos modelos antes descritos por ser la base de los procedimientos organizacionales establecidos por la alta directiva.
Influencias en los Modelos Políticos
Desde la perspectiva de la práctica gerencial  el modelo político se expresa muy vívidamente en las organizaciones mediante el uso de diversos métodos de influencia, medios por los cuales los individuos o grupos tratan de ejercer el poder o influir en la conducta de otros. Los métodos de influencia se presentan así: persuasión racional, convocatoria inspiradora y consulta. Frecuentemente son los más efectivos en muchas situaciones de trabajo. Mientras que los métodos menos efectivos parecen ser los de presión, coalición y legitimación. Sin embargo, suponer que ciertos métodos darán buenos resultados o que otros nunca tendrá éxito es un error.
Características del Modelo Político
Este modelo de decisión, se caracteriza por su ingente contenido empírico y su énfasis en lo descriptivo. Lo que preocupa a sus teóricos (Lindblom, 1970; Allison, 1971) es ¿cómo se toman las decisiones en la realidad? Ellos critican al modelo racional, y lo consideran como no aplicable en la realidad. Aunque lo aprecian como el ideal que se debe aplicar en la toma de decisiones.
El término clave es el deber ser pero aplicado en formulaciones ideales. Los autores del modelo político consideran que el modelo racional es el instrumento idóneo para intelegir el universo, pero que su no aplicabilidad es culpa de la realidad (como también ocurre con algunos modelos econométricos).


El modelo político es un modelo basado en el incrementalismo y pretende ser una herramienta de aplicación práctica. Exige del decisor un reconocimiento de la compleja realidad que lo rodea, por lo cual debe partir de la siguiente premisa "tengo una situación, hagamos pequeños cambios y veamos si mejora o empeora".
El modelo político también supone que el decisor conoce su contexto y que toma decisiones parcializadas a partir de situaciones complejas. La parcialidad es la única que asegura el éxito a través de la socialización del problema.
En suma, el modelo político es adaptativo, sustentado en sistemas flexibles basados en la información obtenida de los errores procurando evitar el máximo de los fracasos en una visión conjunta del modelo se puede observar una estrategia de decisión, aunque no con una clara definición de los medios y de los fines.


Como actúa el Modelo Político
El modelo político no ve un actor unificado, sino muchos actores considerados como jugadores, quienes no se centran en un tratado estratégico único, pero sí sobre algunos de los diferentes problemas intra- nacionales, pues bien, los jugadores que actúan en función de un conjunto inconsistente de objetivos estratégicos, pero de acuerdo con diversas concepciones de lo nacional, de los objetivos organizacionales y personales; son los jugadores quienes hacen que la decisión del gobierno no sea única, ni la opción racional debido al "estire" y "afloje" de [elementos que dan vida a] la política (Medina, 1993)
En consecuencia, la decisión organizacional bajo el enfoque del modelo político es el producto de las decisiones estratégicas individuales. La decisión colectiva es el resultado de las decisiones atomizadas y de las estrategias de los jugadores que intervienen en su consecución.
Por las condiciones anteriores y con cierta estructura organizacional, el ambiente intra-organizacional se transforma en una arena de lucha por el poder. En suma los hombres comparten el poder. Este medio necesita que las decisiones y acciones de la organización resulten de un proceso político.
Proceso en el Modelo Político

En el proceso político organizacional, algunas veces un grupo comprometido con un determinado curso de acción, triunfa sobre otros grupos en la lucha por otras alternativas. De igual forma, diferentes grupos tensionan en diferentes direcciones y producen un resultado o más bien una resultante distinta de cualquier otra que pretendan un individuo o grupo (como en los juegos de suma no nula). En ambos casos, lo que mueve las piezas del ajedrez no son simplemente las razones que apoyan un curso de acción o las rutinas de las organizaciones que decretan una alternativa, sino el poder y las habilidades de los proponentes y oponentes de la acción en cuestión.
Como se puede observar, este modelo se sustenta en el sentido común, la intuición y en  las capacidades naturales de los decisores.  Su racionalidad, aunque pretende salir del esquema clásico, tan sólo logra velar los fines y los medios, en su óptica incrementalista, de ensayo y error. Busca también a través del enfrentamiento de intereses de los actores, la información que le permita incidir en su contexto y por lo tanto, en su realidad. Intenta correr el velo que rodea a las relaciones de dominación, brindando al decisor individual o grupal una mayor cuota de poder, al poseer una visión más clara de los juegos y alianzas de poder que se dan en su contexto.

También se debe mencionar que el modelo político muestra que no necesariamente lo político es irracional y que lo operativo es racional. También bajo este mismo tenor, permite inferir que la decisión política se produce como resultado de la amalgama de decisiones o estrategias individuales que campean por recursos y por la preeminencia de sus alternativas.
El proceso de negociación política entonces se observa como un mecanismo de preservación del equilibrio organizativo ante los embates contextuales. De tal suerte que se encuentra íntimamente relacionada con el equilibrio entre cooperación y pagos que manejaba el modelo organizacional, lo que se traduce en un terreno práctico en conflictos e insatisfacciones que pueden tener un alto costo para la organización.
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Conclusiones
Se puede concluir que el modelo político sustenta el poder individual, institucional y común entre los decidores dentro de la sociedad, ya que es irracional y permite crear estrategias dentro del contexto, de tal manera que crea y conlleva un equilibrio organizativo disminuyendo  conflictos y generando sistemas flexibles basados en la información obtenida de los errores procurando evitar el máximo de los fracasos en una visión conjunta del modelo se puede observar una estrategia de decisión.
Referencias
 
  • ada-mendoza.blogspot.com/.../modelo-politico-para-toma-de-decisione
  • tomemosladecision.blogspot.com/.../modelo-de-toma-de-decisiones-mod
  • www.revistaespacios.com/a10v31n02/10310233.html
  • biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/516/9.pdf
  • webdelprofesor.ula.ve/economia/dramirez/.../Modelosdedecision.pd



jueves, 4 de julio de 2013

Aporte Deysy Chacòn

Introducción
Con la expresión modelos políticos podemos referirnos a la forma en que un Estado se organiza territorialmente distribuyendo allí su poder, u organiza sus poderes constituidos u órganos de gobierno, para ejercer la acción estatal. Se los denomina también sistemas políticos y son las diversas formas que han adoptado a través de la Historia los Estados del mundo. Se distingue además, entre forma política o formas de gobierno; y régimen político, que hace referencia a la ideología del poder
Así hablamos en el primer caso, de formas de organización del Estado, donde diferenciamos los estados unitarios, los federales y las confederaciones, y de formas de gobierno, siendo clásica la distinción aristotélica entre formas puras (Monarquía, Aristocracia y Democracia) y formas impuras (Tiranía, Oligarquía y Demagogia).
En otra acepción tomando la palabra modelo como arquetipo (patrón o ejemplo a imitar) o prototipo (un ejemplar perfecto) del hombre político, que ejercita las acciones hacia la búsqueda, conquista o desempeño del poder, podemos decir:
Los modelos de personajes políticos, hombres políticos u “homos politicus” que encarnan valores positivos, pueden ser clasificados del siguiente modo, según Héctor Orlandi:
1. El Político fundacional, prototipo y modelo originario. Ejemplo: San Martín y Bolívar.
2. El Político reparador, es el arquetipo del político creador, que asume la misión y el compromiso de orientar la acción política hacia un modelo justo, como ocurrió con Gandhi, también incluido como Político fundacional.
3. El político líder, que halla seguidores en su pueblo o grupo poblacional. Por ejemplo Juan Domingo Perón.
4. El Político héroe, que puede coincidir con los anteriores, habiendo ocupado un cargo de gobierno, calificado como estadista, que antepone los ideales políticos y morales sobre los económicos, por ejemplo Gandhi o Nelson Mandela.
El Modelo Político
Este modelo de decisión, se caracteriza por su ingente
contenido empírico y su énfasis en lo descriptivo. Lo que preocupa a sus teóricos (Lindblom, 1970; Allison, 1971) es ¿cómo se toman las decisiones en la realidad? Ellos critican al modelo racional, y lo consideran como no aplicable en la realidad. Aunque lo aprecian como el ideal que se debe aplicar en la toma de decisiones.
El término clave es el deber ser pero aplicado en formulaciones ideales. Los autores del modelo político consideran que el modelo racional es el instrumento idóneo para intelegir el universo, pero que su no aplicabilidad es culpa de la realidad (como también ocurre con algunos modelos econométricos).
El modelo político es un modelo basado en el incrementalismo y pretende ser una herramienta de aplicación práctica. Exige del decisor un reconocimiento de la compleja realidad que lo rodea, por lo cual debe partir de la siguiente premisa "tengo una situación, hagamos pequeños cambios y veamos si mejora o empeora".
Los cambios desde este enfoque procuran evitar las "cosas malas" que conducirían hacia el fracaso total, también se abandonan las pretensiones del óptimo (modelo racional) y de lo satisfactorio (modelo organizacional).
Para Graham T. Allison, la comprensión de la acción del gobierno parte de vizualizarlo como un producto organizacional, parcialmente coordinado por un grupo unificado de dirigentes. Con esta premisa Allison pretende balancear los esfuerzos de los modelo clásicos y llevar el análisis hacia la comprensión del comportamiento desarrollado por el gobierno como una alternativa al modelo del actor racional unificado (Allison, 1971: página 144).
El modelo político también supone que el decisor conoce su contexto y que toma decisiones parcializadas a partir de situaciones complejas. La parcialidad es la única que asegura el éxito a través de la socialización del problema.
Trasladando estos supuestos al plano de las organizaciones e instituciones, éstas efectúan pequeños cambios, reconociendo en el contexto una realidad compleja. Por ello asumen decisiones parcializadas e involucran al conjunto de decisores en un proceso de negociación, esto posibilita el surgimiento de las opiniones - elementos de retroalimentación y control- que generan información que potencia y permite el dominio de la situación.
En suma, el modelo político es adaptativo, sustentado en sistemas flexibles basados en la información obtenida de los errores procurando evitar el máximo de los fracasos en una visión conjunta del modelo se puede observar una estrategia de decisión, aunque no con una clara definición de los medios y de los fines.
Por otra parte y recuperando los argumentos de Allison, él menciona que los dirigentes ubicados en la cúspide de las organizaciones no son un grupo monolítico. Cada una de las personas en este grupo está en su propio derecho -interés individual-, es un jugador central en el ámbito competitivo. El nombre del juego es política: negociando a lo largo de circuitos regularizados entre jugadores posicionados jerárquicamente dentro del gobierno u organización.
Otro punto de vista del Modelo Político
El modelo político no ve un actor unificado, sino muchos actores considerados como jugadores, quienes no se centran en un tratado estratégico único, pero sí sobre algunos de los diferentes problemas intra- nacionales, pues bien, los jugadores que actúan en función de un conjunto inconsistente de objetivos estratégicos, pero de acuerdo con diversas concepciones de lo nacional, de los objetivos organizacionales y personales; son los jugadores quienes hacen que la decisión del gobierno no sea única, ni la opción racional debido al "estire" y "afloje" de [elementos que dan vida a] la política (Medina, 1993).
En consecuencia, la decisión organizacional bajo el enfoque del modelo político es el producto de las decisiones estratégicas individuales. La decisión colectiva es el resultado de las decisiones atomizadas y de las estrategias de los jugadores que intervienen en su consecución.
Por las condiciones anteriores y con cierta estructura organizacional, el ambiente intra-organizacional se transforma en una arena de lucha por el poder. En suma los hombres comparten el poder. Este medio necesita que las decisiones y acciones de la organización resulten de un proceso político.
En el proceso político organizacional, algunas veces un grupo comprometido con un determinado curso de acción, triunfa sobre otros grupos en la lucha por otras alternativas. De igual forma, diferentes grupos tensionan en diferentes direcciones y producen un resultado o más bien una resultante distinta de cualquier otra que pretendan un individuo o grupo (como en los juegos de suma no nula). En ambos casos, lo que mueve las piezas del ajedrez no son simplemente las razones que apoyan un curso de acción o las rutinas de las organizaciones que decretan una alternativa, sino el poder y las habilidades de los proponentes y oponentes de la acción en cuestión.
Como se puede observar, este modelo se sustenta en el sentido común, la intuición y en las capacidades naturales de los decisores. Su racionalidad, aunque pretende salir del esquema clásico, tan sólo logra velar los fines y los medios, en su óptica incrementalista, de ensayo y error. Busca también a través del enfrentamiento de intereses de los actores, la información que le permita incidir en su contexto y por lo tanto, en su realidad. Intenta correr el velo que rodea a las relaciones de dominación, brindando al decisor individual o grupal una mayor cuota de poder, al poseer una visión más clara de los juegos y alianzas de poder que se dan en su contexto. También se debe mencionar que el modelo político muestra que no necesariamente lo político es irracional y que lo operativo es racional. También bajo este mismo tenor, permite inferir que la decisión política se produce como resultado de la amalgama de decisiones o estrategias individuales que campean por recursos y por la preeminencia de sus alternativas.
Aquí valdría la pena hacer un alto y algunas reflexiones en torno a los planteamientos de los modelos anteriores. La visión del poder en la actualidad como lo ha demostrado A. Guiddens tiene una estrecha relación con la estructura. Esto es, el poder y la negociación (el estira y afloja que Graham
Allison plantea en ciertas negociaciones) son la base de la cadena organizacional de los objetivos. Lo que se traduce en el mantenimiento del carácter racionalista de los procesos en las organizaciones.
El proceso de negociación política entonces se observa como un mecanismo de preservación del equilibrio organizativo ante los embates contextuales. De tal suerte que se encuentra íntimamente relacionada con el equilibrio entre cooperación y pagos que manejaba el modelo organizacional, lo que se traduce en un terreno práctico en conflictos e insatisfacciones que pueden tener un alto costo para la organización.
En estas circunstancias el poder -entendido como una relación y no como una capacidad de los actores (Crozier y Friedberg, 1990)- no puede desarrollarse más que a partir del intercambio entre actores, en juegos o circuitos de poder mediados por la negociación, esto es, una relación de intercambio recíproco y desigual (Clegg, 1990).
En apoyo a la idea anterior se tienen los postulados de Cyert y March (1963): "en el dominio de las relaciones, el poder no es una expectativa sino un modo de acción" y, como tal, se hace y construye diariamente en los entrejuegos y circuitos de poder. Las relaciones de poder a las que se hace aquí referencia no se dirimen en los actos formales y establecidos, sino en el flujo de información diaria en las relaciones entre grupos o redes de grupos que se entablan a cada instante en los lugares de trabajo.
Desde la óptica del modelo organizacional, la negociación política se puede relacionar con el concepto de laxitud organizativa propuesto por la Escuela de Carnegie (Cyert y March 1963). Para esta última perspectiva, con una laxitud lo suficientemente grande se asegura la posibilidad de generar consensos en torno a objetivos comunes. Pero cuando la laxitud disminuye, el proceso decisorio cambia substancialmente y los procesos de negociación política cambian su sentido cooperativo y consensual (March y Olsen 1976, Medina, 1993). Pero el ubicar a la negociación política en función de un gradiente de laxitud podría ser considerado como un encuadre muy estrecho de visión. Fundamentalmente porque al suponer que las r
elaciones de poder se concretan en las acciones cotidianas de los individuos y en espacios muy bien delimitados, provocan que las fuentes de este condicionamiento no se puedan precisar de manera contundente.
Por lo anterior, probablemente la negociación de orden político, nace y se ejerce en el marco de un orden instituido y que la mayoría de las ocasiones responde a elementos de tipo cultural o axiológico. Esto se podría interpretar -en palabras de Lukes- como si la fuente de negociación y poder se mantuviese en niveles menos visibles y directos (Lukes, 1974). A estas visiones se les deben agregar los factores institucionales involucrados en las relaciones de poder, las variables de tipo personal como la indeterminación de preferencias que está íntimamente ligada con un factor heurístico.
Conclusiones
Como una conclusión preliminar se puede decir que las relaciones de poder admiten múltiples modalidades, fundamentalmente por su naturaleza cambiante: en algunas ocasiones las relaciones entre actores, éstos últimos se pueden mostrar hostiles con una pretensión destructiva o de sometimiento y en otros momentos de la relación es posible la manifestación de cierto grado de cooperación de tipo carismático hacia quien detente el poder (quien no necesariamente es el jefe). Ante esta ambigüedad lo único evidente es la intencionalidad expresa o no de los actores por mantener la relación de poder, ya que en muchas ocasiones de ello depende su sobrevivencia dentro de la organización.
Referencias
 


Aporte Josè Castillo

Complemento Introducción
 
En el presente Blog como asignación de la materia Toma de Decisiones, correspondiente a la Maestría en Gerencia Empresarial de la Universidad Fermín Toro, se aborda el modelo político de toma de decisiones, definiendo su concepto en el más amplio sentido posible, al igual que su enfoque clásico.
La toma de decisiones a través del tiempo ha representado la acción directiva en las organizaciones desde la perspectiva de la gerencia estratégica, todo ello con la finalidad de fijar el rumbo hacia los objetivos empresariales y una visión prospectiva que mantenga el posicionamiento en el mercado, así como de las operaciones de los negocios en todos los ámbitos de la organización. Sin embargo, se hace necesario analizar los diferentes aspectos que envuelven al gerente a decidir desde diferentes perspectivas teóricas con la finalidad de enriquecer el presente estudio.
En este sentido, la toma de decisiones en términos básicos según Hellriegel, y Slocum (2004:267) es el “proceso de definición de problemas, recopilación de datos, generación de alternativas y selección de un curso de acción”.
La tarea de todo de gerente siempre a ha sido generar un mejor y mayor rendimiento para los dueños o accionista de una empresa en especifico. Sin embargo dicha tarea no puede desprenderse de un factor determinante: la toma de decisiones, que siempre va a estar presente en diferentes escenarios.
Para facilitar la toma de decisiones han sido creados diferentes modelos que se adecuan al entorno donde se debe tomar la decisión para generar una acción que busque lograr u obtener buenos resultados. Entre los modelos existentes están: el clásico, administrativo, racional, el organizacional, entre otros. Durante el desarrollo de este blog estaremos hablando del modelo político.
 
Cuando en una organización existen grandes diferencias, los grupos que la integran asumen intereses, metas y valores independientes. Son comunes el desacuerdo y el conflicto de manera que se necesita el poder y la influencia para lograr tomar una decisión. Los grupos se implicaran en la atención del debate para tomar decisiones y alcanzar metas. La información es ambigua e incompleta.
 
En este blog trataremos de brindar la mayor información acerca de uno de los modelos de toma de decisión llamado modelo político, el cual se refiere de manera particular a las organizaciones que luchan por la participación democrática en la toma de decisiones a través del empoderamiento a los colaboradores.
Usualmente este modelo es aplicado cuando el nivel de conflicto es alto. Es un modelo basado en el acuerdo que evita “las cosas malas” y a su vez implica aprender a adquirir, desarrollar y utilizar el poder para alcanzar sus propósitos.
Complemento Definición Modelo Político
El modelo político es útil para adoptar decisiones no programadas cuando las condiciones son inciertas, cuando se dispone de poca información y los ejecutivos no coinciden en metas establecidas o en que acciones emprender. Casi siempre en las decisiones intervienen muchos ejecutivos que persiguen objetivos distintos y conversan para compartir la información y llegar a un acuerdo. Con frecuencia forman una coalición para tomar decisiones complejas. La coalición es una alianza informal entre los que favorecen una meta determinada.

 
El modelo político se asemeja mucho al ambiente real donde los ejecutivos y los decisores operan. Las decisiones son complejas y en ellas intervienen muchas personas, la información es ambigua a menudo, y los desacuerdos y conflictos frente a los problemas y soluciones son normales. El modelo político se basa en cuatro suposiciones fundamentales:
 
1.- Las organizaciones se componen de grupos con intereses, metas y valores diversos. Los ejecutivos no coinciden en las prioridades de los problemas y a veces no entienden o no comparten los objetivos y los intereses de sus colegas.
2.- La información es ambigua e incompleta. El intento de ser racional se ve limitado por la complejidad de muchos problemas, lo mismo que por las restricciones personales y organizacionales.
3.- Los ejecutivos no tienen tiempo, ni los recursos o capacidad mental necesarios para identificar todas las dimensiones del proceso y procesar la información relevante. Intercambian puntos de vista entre sí para recabar información y atenuar la ambigüedad.
4.- Se enfrascan en discusiones en favor y en contra para escoger las metas y discutir las alternativas. Las decisiones son resultado de la negociación y la discusión entre miembros de una coalición.
 
El proceso de toma de decisiones en este modelo siempre ira en función de intereses propios y metas de participantes poderosos. Cuando decimos poderosos nos referimos a la capacidad de influir o controlar las decisiones o metas individuales, de equipos departamentales o de la organización.
 
Los modelos políticos si bien se ocupan primordialmente de las estructuras y procesos internos, dan cuenta de la presencia de presiones y uniones externas que no se ha desarrollado plenamente. Son también parte de esta perspectiva analítica la mayor parte de los modelos mixtos que se desarrollaron durante la segunda generación de investigadores y algunos de los enfoques funcionales de la cultura organizacional.
 
Influencia y Poder
 
La empresa no es una máquina coordinada, sino un conjunto de coaliciones diversas.
 
Ejecutivos políticos
 
Quien piense que las organizaciones se mueven sólo por razones técnicas y según el organigrama se llevará una gran decepción. 
 
Hay maneras muy distintas de entender el funcionamiento de una organización. Una muy importante es la que llamamos "el modelo político".
 
La organización deja de funcionar como una máquina perfectamente coordinada y se transforma en un conjunto de coaliciones compuestas por una variedad de individuos y grupos de interés, con distintos valores, metas, preferencias, creencias, información y percepciones de la realidad, que luchan por imponer sus posiciones y puntos de vista respecto a la mejor forma de manejar la compañía y definir el rumbo de la empresa, que se enfrentan para ganar mayor poder y control, conseguir una mayor tajada de los recursos (siempre escasos), y que pueden llegar a ser muy agresivos cuando los tiempos son difíciles.
 
Las fuentes del poder
 
Un buen ejecutivo sabe cómo manejar el poder, entiende el efecto simbólico de sus acciones y decisiones, conoce la magia de las palabras, establece ceremonias y tradiciones de gran impacto, presta atención al manejo de las situaciones, y se apoya en la estructura organizacional como herramienta de gran fuerza comunicacional.

El poder de un ejecutivo se nota de muchas maneras, algunas muy explícitas y otras encubiertas, por ejemplo, cuando es capaz de contratar o promover a una persona que desea favorecer, obtener la aprobación de un presupuesto de inversiones y gastos generoso, o lograr aumentos de remuneraciones para sus subalternos más fieles. También se refleja en su cercanía con la alta administración y en su capacidad de definir la agenda de la empresa.

Se dice que una persona tiene poder sobre otra cuando consigue influir sobre ella y superar resistencias, y logra que tenga comportamientos que pueden incluso ir en contra de sus preferencias o voluntad. Lo normal en una organización no es buscar un "poder absoluto" o coercitivo para doblegar a otra persona, sino influir sobre su conducta con incentivos positivos, que sean de mutua conveniencia y sin coartar su libertad.

Cuando una persona A "manda" a otra B a hacer algo, y B "obedece", se dice que A tiene poder sobre B. La pregunta entonces es por qué B se allana a las solicitudes de A. Son muy diversas las razones que B puede tener para obedecer. ¿Es el poder una "imposición" de A sobre B, una "invitación" de A a B, una "concesión" de B a A, o simplemente un análisis que B hace sobre la conveniencia que para él o ella tiene obedecer, al menos en esta oportunidad?

En el uso del poder, A puede utilizar "la zanahoria" o "el garrote", dependiendo de si pretende despertar entusiasmo (poder de recompensa) o temor (poder coercitivo). El poder de A sobre B puede tener su origen en distintas situaciones que condicionan la interacción entre las personas en el contexto organizacional:

- Autoridad formal: A es el jefe y B, el subordinado.
- Poder normativo. A es quien define las reglas.
- Poder experto. A sabe más que B de ciertas materias especializadas.
- Poder del liderazgo. A es una persona reconocida y respetada.
- Poder de la información. A maneja información que B no conoce.
- Poder organizacional. A controla recursos escasos que B necesita (por ejemplo, A tiene veto sobre las inversiones), o es versado en el uso de las tradiciones, reglas y procedimientos que se utilizan en la organización.
- Poder de los contactos. A tiene amigos poderosos.
Los ejecutivos de todo el mundo reconocen la importancia de la política en la empresa y actúan conforme a esta realidad, aunque una mayoría preferiría que no existiera, porque piensa que deteriora la eficiencia organizacional.
Decisiones
 
Los ejecutivos deben cuidar las implicancias políticas de sus actos. Antes de tomar sus decisiones, debe preguntarse:
(1)     ¿Quiénes son las personas o grupos favorecidos y perjudicados por la decisión? ¿Quiénes son los más importantes? ¿Cuáles son las dependencias e interdependencias de estos grupos?
(2)     (2) ¿Cómo conducir el proceso de toma de decisiones para conseguir la adhesión de todos los afectados? ¿Cuáles son sus bases de poder?
(3)     (3)¿Cómo implementar las decisiones para evitar la resistencia y reducir los conflictos? ¿Qué adhesiones de personas influyentes o líderes de opinión deben conseguirse para facilitar el logro de los objetivos? ¿Quiénes conforman su coalición? ¿Quiénes son sus aliados y amigos naturales? ¿Cómo neutralizar, convencer o negociar una salida con sus adversarios?
 
Según Gary Hamel, citado por HBR, para llevar adelante una transformación significativa en una empresa se necesita un "activista", cuyo objetivo sea conseguir el cambio que busca, para vencer las resistencias y conseguir la adhesión de los actores principales.
La esencia es formar una amplia coalición que apoye el proyecto. El impacto de un grupo cohesionado tiene un gran valor.
Paso 1: Crear un punto de vista. Imaginar un proyecto que sea creíble, coherente, motivante y con valor comercial.
Paso 2: Escribir una proclama. Difundir el proyecto de modo que capture la imaginación de las personas.
Paso 3: Crear una coalición. Formar un equipo de trabajo que se juegue a fondo por el proyecto y captar nuevas adhesiones.
Paso 4: Actuar en el momento oportuno. Elegir el blanco y el momento oportunos.

Paso 5: Neutralizar o subir al carro a los opositores.
Paso 6: Encontrar un traductor. Un proyecto necesita de alguien que lo cuente con convicción e interés.
Paso 7: Ganar en lo pequeño, pronto y a menudo. Pasar lo antes posible del proyecto como idea a algo tangible.
Paso 8: Aislar el proyecto, infiltrar la organización, e integrarse. En una primera etapa, hay que evitar que "la burocracia" lo aplaste.
 
Política: ¿Juego rudo o juego sucio?
 
Se dice que la política es un "arte", aunque no es así como se la ve comúnmente. La política aparece como una de las actividades humanas más desprestigiada en nuestros tiempos.
Y es una pena que esto ocurra, porque necesitamos de la buena política para promover ideales, representar los intereses de la gente, acercar posiciones entre distintos grupos de la sociedad, seducir, convencer, transar. En suma, para conseguir y ejercer el poder con el fin de utilizarlo para alcanzar propósitos nobles que favorezcan a la gente y promuevan el desarrollo del país.
 
Hoy, la política es sinónimo de juego sucio, deslealtad y traición. Así parecen entenderlo la gente de la calle y los círculos académicos. Pero ¿qué pensarán los políticos? Ojalá que su parecer sea más positivo y que sientan su actividad como una misión y no como una arena en la cual "todo vale" para obtener provecho personal.

Es claro que la lucha por el poder es dura, aunque las intenciones sean nobles. Esto lo expresó con claridad recientemente Josep Lluís Carod-Rovira, vicepresidente del Gobierno de Cataluña: "La política, contrariamente a la imagen que a menudo se transmite, no es un juego sucio, sino una serie de acciones intensas y, a veces, al límite, que buscan el beneficio de una mayoría y el triunfo de unas ideas".
La política no tiene que ser un "juego sucio", pero es un "juego rudo", como un buen partido de rugby o de box. Lo decía un político chileno, "la política es sin llorar".

No cualquiera puede participar en política. Se requiere un sentido de misión y un manejo ético del poder, porque "el fin no justifica los medios". Deben respetarse las reglas del "juego limpio". Nadie puede aceptar la política "sucia", porque no es ética, pero si es posible aceptar la política "ruda".
La "rudeza" de la política se ha exacerbado debido a la participación intensa de los medios de comunicación, pues todo lo que se hace o se dice se amplifica mil veces. La lucha por el poder es un "reality" más excitante y atractivo que muchos programas de la televisión.
La política es también hoy día "el arte de la representación".
Es preciso conocer los códigos con los que es posible entretener seducir y conmover a los televidentes, ahora transformados en electores, para utilizarlos en beneficio de sus posiciones.

Y como en una buena historia, la trama debe preguntarse por los roles ("¿Quién asumirá, a la luz de los acontecimientos, el papel del malo o la mala del elenco?"), la evolución de la historia ("¿Qué personaje será eliminado de la competencia en el próximo capítulo?"), el desenlace ("¿Resistirá la presión de la lucha sin caer en el juego sucio?"). Pero hay riesgos, porque puede imponerse la ficción por sobre la realidad y la farándula por sobre el trabajo bien hecho.
 
Quizás porque en nuestra época la política tiene mucho de actividad mediática, es que esas "acciones intensas y a veces al límite" deben ser cuidadosamente filtradas por el tamiz de la ética. Nada hay más peligroso para la sociedad que no saber dónde trazar la línea entre "juego rudo" y "juego sucio". Esto pone en riesgo el futuro del país.
El arte de lo posible, la política, sigue siendo la actividad más noble en una sociedad. De todos depende que ella convoque a los mejores y más capaces, y que ellos sepan autoimponerse las reglas del "juego limpio"

Conclusiones
En primer lugar el modelo político es un modelo basado en el incrementalismo y pretende ser una herramienta de aplicación práctica. 
Exige del decisor un reconocimiento de la compleja realidad que lo rodea, por lo cual debe partir de la siguiente premisa "tengo una situación, hagamos pequeños cambios y veamos si mejora o empeora".
El modelo político también supone que el decisor conoce su contexto y que toma decisiones parcializadas a partir de situaciones complejas. La parcialidad es la única que asegura el éxito a través de la socialización del problema.
El modelo político es adaptativo, sustentado en sistemas flexibles basados en la información obtenida de los errores procurando evitar el máximo de los fracasos en una visión conjunta del modelo se puede observar una estrategia de decisión, aunque no con una clara definición de los medios y de los fines.
La decisión organizacional bajo el enfoque del modelo político es el producto de las decisiones estratégicas individuales. La decisión colectiva es el resultado de las decisiones atomizadas y de las estrategias de los jugadores que intervienen en su consecución.
El modelo político es útil para adoptar decisiones no programadas cuando las condiciones son inciertas, cuando se dispone de poca información y los ejecutivos no coinciden en metas establecidas o en que acciones emprender.
Referencias